El Ministerio Público fue la institución a la cual se le encomendó la investigación criminal y el ejercicio de la acción penal. La idea central era establecer una institución capaz de organizarse y trabajar de acuerdo los requerimientos de un sistema de justicia criminal moderno. Este proceso ha generado enormes expectativas sociales sobre el funcionamiento del sistema judicial. A diferencia de tiempos anteriores – en que los órganos judiciales cumplían roles relativamente marginales-, en los sistemas institucionales de hoy, en especial en el área penal, estamos en presencia de órganos que son permanentemente llamados a resolver conflictos de la mayor importancia social, económica y política. En ese contexto, desde un inicio el Ministerio Público ha tenido múltiples desafíos que son importantes de estudiar y discutir, como también es relevante realizar un catastro acerca del funcionamiento en los diversos países de América Latina.
  • Detectar los principales problemas que enfrenta la persecución penal en los países en que el sistema procesal penal se ha reformado, especialmente, relativo a la organización de las fiscalías y los procesos de trabajo investigativo que realizan, la coordinación con otras instituciones, la gestión de los flujos de trabajo, el tratamiento de las víctimas, entre otros temas.
  • Entregar soluciones creativas e innovadoras a los problemas constatados.
  • Consignar los temas pendientes que aún no tienen solución y que debieran constituir la agenda de trabajo futura de los Ministerios Públicos en la región.